La asociación Res Pública se posiciona, firmemente, en contra de la energía nuclear y propone un calendario para el cierre de todas las centrales de energía nuclear existentes en Europa, y el desarrollo de un Tratado Internacional de No Proliferación y de eliminación de todas las centrales nucleares existentes en el mundo. Los motivos por los cuales se toma esta posición se exponen más adelante pero, en primer lugar, manifestamos que no es asumible la pretensión de aquellos que piden que el debate se posponga hasta que el tema deje de estar “caliente”, ya que buscan el olvido del mismo, más que una actitud reflexiva acerca de la cuestión.
Motivos por lo no oponemos a la existencia de centrales nucleares:
Los residuos de las centrales. El funcionamiento de las centrales nucleares da lugar a la producción de elementos químicos altamente radioactivos, algunos de los cuales radiarán durante miles de años, sin que hasta el momento se haya resuelto el tema de su almacenamiento seguro. Esto implica dejar una peligrosa herencia a las generaciones futuras.
Residuos Nucleares
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Las catástrofes. Además de las tres importantes catástrofes nucleares conocidas, la central Three Mile Island, en EEUU; la central de Chernobyl, en la antigua URSS; y ahora la de Fukushima en Japón, han ocurrido decenas de accidentes menores que muestran claramente que las centrales nucleares no son seguras. Las consecuencias de las catástrofes nucleares para las personas afectadas son gravísimas tanto a corto como a largo plazo, y pueden dar lugar a la contaminación radioactiva de amplias áreas geográficas, que pueden abarcar incluso territorios fuera de los estados donde esté ubicada la central nuclear originadora de la catástrofe, durante cientos o miles de años. También son causa de riesgos nucleares el transporte de los combustibles y residuos radioactivos y los cementerios de los desechos.
Consecuencias de la Catástrofe de Chernobyl
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La renovabilidad. La energía nuclear no es una fuente renovable, ya que las reservas de uranio son limitadas y posiblemente menores que las de otras fuentes energéticas. Cocretamente algunos estudios concluyen que en el mejor de los casos no habrá reservas después del 2080.
La dependencia. Salvo para Estados con minas de uranio y instalaciones para su enriquecimiento, para el resto, como es el caso de España, la energía nuclear supone una dependencia de otros Estados que dispongan de las facilidades citadas ya que nos obliga a importarlo.
La inversión. En la actualidad la inversión necesaria para construir una central nuclear es tan elevada que no está al alcance de la mayoría de los Estados. Esto supone una hipoteca financiera para los que construyan alguna central y un elevado coste futuro para la energía que dichas centrales produzcan por el peso de la amortización. Además se requieren años para construir una central nuclear por lo que los problemas que teóricamente vendría a resolver no lo serían a corto plazo.
El efecto adverso sobre las energías renovables. Un aspecto complicado de la energía eólica y de la solar fotovoltaica es el de la aleatoriedad de su producción a lo largo del día, por ello para aprovechar totalmente su potencial deben tener prioridad para su entrega a la red de distribución eléctrica. Sin embargo, como las centrales nucleares no se pueden parar, ello obliga a desconectar centrales eólicas para ajustar la oferta eléctrica a la demanda a cada momento.
Efectos ecológicos de su funcionamiento en condiciones normales. Si bien la energía nuclear no da lugar al aumento de CO2 en la atmósfera, si lo produce la construcción de centrales nucleares, además incrementa la temperatura de los ríos o embalses de los que se aprovisiona de agua para su refrigeración.
Podría parecer que, visto lo anterior, nadie en su sano juicio podría defender la existencia de las centrales nucleares, por lo que conviene exponer las verdaderas razones que para para ello tienen personas o instituciones, ocultas bajo el manto de que todo el desarrollo conlleva riesgos y que estos hay que asumirlos.
Las compañías propietarias de las centrales nucleares. Es evidente que la venta de la energía producida por las centrales suponen importantes ingresos para las compañías propietarias de las mismas, y más si estas centrales están contablemente amortizadas. Se debe decir que dichas compañías no buscan tanto construir nuevas centrales como prolongar la vida útil de las existentes.
Las grandes potencias. Éstas están dando salida a los combustibles, en este caso explosivos, procedentes de las retirada de los misiles nucleares tal como han pactado. Esto supone una fuente de ingresos y el traspaso del problema de los residuos radioactivos al sector privado, en ocasiones incluso fuera de sus fronteras.
Muchos técnicos y científicos. Muchas personas viven directa, o indirectamente, de las centrales nucleares, incluyendo además de los propios trabajadores de las centrales, el personal de los organismos reguladores e investigadores y docentes. La desaparición de las centrales nucleares supone una amenaza para sus puestos de trabajo, o el de sus allegados, a un menor o mayor plazo. Estas personas parecen no valorar el grave riesgo en que ellos mismos, y otras personas, están incurriendo para que ellos puedan mantener sus puestos de trabajo. Consideramos que se debería pensar un plan de reconversión laboral para ellos, junto con el calendario de cierre.
Algunos comunicadores. Muchos comunicadores en los diversos medios, periódicos, tertulias, etcétera, están actuando como portavoces oficiosos de los defensores de la energía nuclear. Bien minimizan los riesgos, bien indican que las centrales nucleares son seguras, porque aún no se ha arrasado un Estado completamente, bien dicen que a lo largo de siglos otras fuentes de energía han dado lugar a miles de víctimas o en el caso más sibilino piden que se aplace el debate acerca de la cuestión. No se entiende claramente cuales pueden ser los motivos para que estén tomando esa actitud, incluso personas que, en muchos otros temas, aparecen como progresistas y solidarias.
Por último y visto todo lo anterior, lo más prudente parecería empezar a cerrar de inmediato todas las centrales nucleares. Sin embargo, conscientes de las consecuencias inmediatas negativas de tipo económico que tendría esta medida se propone que se establezca un calendario para el cierre de las centrales tras una evaluación seria de los riesgos asociados a cada una de las existentes, y por supuesto la paralización de los proyectos actualmente en marcha, sustituyéndolas de forma progresiva por las energías renovables además de plantear la necesidad del ahorro energético.
Energías renovables
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